¡Babieca!
Preferiste a esa babieca
que te ha dado un refusilo,
y te tiene como a un hilo
que no emboca en el ojal.
El revés de las enaguas
te ha quitado toda hombría,
parecés un gato flaco
que rajó del hospital.
¡Babieca!
Elegiste a esa babieca
que te ha dado cualquier cosa,
sin entender que una moza
es un jardín a cuidar.
La vuaturé no le alcanza,
ni el terrenito en Balcarce,
te va a quitar hasta el blanco
de la espuma de afeitar...
¡A mí me gusta que sufras!
Yo quiero verte caer...
lavando ropa te olvido,
y al estrujarla volvés.
¡Babieca!
Preferís a esa babieca
que no se afeita el sobaco,
y se gasta los morlacos
en aprender a reír.
No te olvides que al billete
lo ganaste con saliva
¿desde cuándo sos magnate
para soáar con París?
¡Babieca!
Elegiste a esa babieca
porque te alegra el ombligo,
te va a quitar hasta el jonca
si se te ocurre morir.
¡Ojo al piojo! que la yunta
de los bueyes que perdiste,
por un pelo mal teáido
no la volvés a reunir.
¡A mí me gusta que sufras!
Yo quiero verte caer...
lavando ropa te olvido,
y al estrujarla volvés.
El piletón es la iglesia
donde confieso un querer,
lavando ropa me olvido,
y al estrujarla volvés.