Siete de la tarde y el domingo empieza a transpirar tristeza,
Toda la semana se sienta en la cama buscando tibieza
Qué triste y qué sola se nos queda el alma
Cuando no hay trabajo, ni apuro, ni nada,
Y el domingo llega, con toda la calma,
A pintar de grises toda la semana.
Qué largo es el tiempo que desde las siete falta hasta dormir
Cuando va pasando un domingo menos para compartir
Y cuántas palabras se nos amontonan
Cuántas cosas lindas se podrían decir
Después de las siete, los días domingo si estuvieras cerca... o pensando en mí.