Nos solíamos ver por los mismos bares,
normalmente todos nos llevamos muy bien,
a la hora de beber, a la hora de reir,
a la hora de fumar, y liarla.
Poco a poco entre él y yo,
todo parecía funcionar, la confianza crecía,
pues mira tú ¡que no! el tío me la metió,
me vino a visitar, dijo que andaba mal,
que no tenía pasta, que si le podía prestar,
eso está hecho, ¡ahí va!
Te lo devolveré sin falta maáana,
no tengas prisa txabal, los amigos ¡pa qué están!
6 semanas sin noticia de él,
qué cutre me pareció verle en un bar,
y el tipo empezó a disimular
y yo flipando mirando su cara,
no me había dado cuenta de la cara que tenía.
Es muy triste descubrir que
poco dinero vale la amistad,
no he vuelto a saber nada más de él,
hasta siempre, que te vaya bien.